Desperté esa mañana, desde mi habitación se oía venir desde el gallinero el canto del único gallo y más lejano, el mugir de las vacas en la manga. Yo sonreí y me metí más en la cuevita de mi cama de caño y sunchos. Escuché los pasos que se acercaban a la puerta de la pieza, y era ella, Rosa, que venía como todas las mañanas a levantar la persiana para mostrarme lo lindo que el sol brillaba….Tenía más o menos siete años, un mundo lleno de juegos y aventuras. Mientras me desperezaba oía los planes del día que ya los adultos habían determinado tiempo atrás. El tío había dicho “Hoy hay que vacunar hacienda”, lo que a mi me importaba era que vendrían mis primos y entre todos haríamos mil cosas…Los adultos hablaban sobre la lluvia que no iba a superar los quinientos milímetros, del nuevo gobierno nacional y sus planes para “mejorar”, hablaban de que la plata no alcanzaba….Abro los ojos, reflexiono y digo: “¡¡como hoy!!”, pero quiero seguir recordando y los cierro nuevamente, apretándolos fuerte! con siete años en la mente!.
Desayuné una taza de leche recién ordeñada, con pan, crema y dulce de leche “todo caserito” como decían las mujeres con orgullo y una sonrisa. Enseguida me mandaron afuera a jugar. Ni bien fui al gallinero a saludar a todas esas prolíferas madres y sus crías, escuché los perros que ladraban corriendo hacia la tranquera quizás contentos por ver gente llegar o tal vez enojados porque les invadan el lugar. Eran mis primos, tíos, tíos abuelos los que llegaban puntualmente, las siete de la mañana y como decía mi primo mayor “la fiesta arrancaba”……
Despierto lejos de aquel mundo, lo traigo a mi presente cada vez que cierro los ojos y busco sonreír por el recuerdo bello de mi infancia, allá en el campo, allá en mi tierra lejana.
qué sentimientos eli!!... no se puede negar que los escribiste desde el alma!!! (gisele)
ResponderEliminarpd/ todavía no soy una experta escribiendo comentarios! ja