domingo, 28 de marzo de 2010

La voz y el olvido....

Creí que mis manos se quedaban en tu rancho

para escribir recuerdos,

aguardando a que salga desde los rústicos adobes

esa voz que nunca calla

que siempre dice,

aun en el silencio.………..



Pero …¡salí de ahí!,

sé que estás sepultado entre esas ruinas

ví la latita de té con tus ahorros

ví tu pilcha colgada en la percha esperando

y tu cama destrozada sin hacer….


Oí el susurro penetrar por tus cacharros

contando de una vida triste y solitaria

en un pueblo pampeano

donde el sol sale y se oculta

y los días pasan sin resistir…..


Hoy te ofrezco mis manos,

para que puedas decir

“qué es vivir olvidado

y que es olvidar sin reír….”

el presente necesita de ti

tus sabios consejos y tu firme convicción

de que nada se hace de golpe……

y que estamos de tránsito por aquí……

miércoles, 10 de marzo de 2010

Lo sabía al mirarte.....

Las manos eran mías,

eran mías tus manos

como tus pies me pertenecían

yo lo sabía en aquel coqueteo

al mirarte a los ojos,

sentir tu respirar

que me moría,

tus labios moverse,

y sonreías…


Sentía

que algo nos sucedía

pero mi alma no comprendía

si mi vida era tan tranquila

por qué perderse así en un día….


Me fui dando cuenta

que el pensar no servía

y me vi abrumado

y con tu mano presa……

Me aferré a ella

como siguiendo el curso

del río……….

un abismo veían mis ojos

quedarme tieso quería

y te lo dije

pero el aire, el sol, el agua, el viento

me empujaron a vivir sintiendo

que esto es vivir queriendo……


Tu voz tu energía

y eso que te hace tan mía

son las cuestiones

que me sorprenden,

que me marean

y hacen que te quiera

sin medida…

por eso ahora estoy

a la espera de un nuevo encuentro,

para decirte todo esto

y aquello que sólo tú y yo sabremos….

miércoles, 3 de marzo de 2010

Huellas de ausencias

Tengo el alma

lleno de ausencias,

de huellas imborrables

y de heridas abiertas.


Dónde pongo las ganas

de llorar diciéndote

que todo fue mentira

que es cruel la verdad.


El silencio se clava hondo

y la boca parece cosida,

se escabulle por las fisuras

siendo sabia sin saliva.


Así son las huellas de ausencias

viven con nosotros sin decir palabras

pero al descubrirlas, hablan

y enmudecemos sin calma.