Sé que has llegado a tu campo de espigas
amplio ………despojado de alambrados
Siento que estás allí
frente a la persona que amaste primeramente
delante de esa otra a quien mimaste por tan corto tiempo
Estás allí, entre las espigas que tanto dibujabas
entre la llovizna que regocijaba tu alma y
te permitía sentir ese aroma a tierra mojada,
esa libertad sin límites
ese suspirar eterno
estás allí y desde allí te siento...
Nostalgias del farolito a gas
y las cartas de póker
sobre el hule de la mesa...
Del canto del grillo
en una noche de verano
y las botas de goma
para correr en el patio...
Nostalgias del calor de la salamandra
del mugir de la vaca en la distancia
y del padrillo encerrado
enloquecido en el chiquero ...
Nostalgias del zurear de la paloma
en las horas de la siesta
sobre el pino más alto
y la invasión de las aves
en el gallinero...
Nostalgias de un invierno cruel y áspero
que permitía echar leñita seca
a la cocina del campo....
Ay nostalgias,
cerrando mis ojos regreso
a la niñez
y vos que lees sonreí,
dame la mano y
volvamos al pasado aquel...
que representan el paso del tiempo,
y somos árbol,
a veces verde, a veces amarillo
pero siempre vivos
aunque la muerte asecha.
Somos verdes en primavera,
con deseos de soles radiantes, veranos eternos;
somos amarillos en otoño,
resguardándonos del frío, del crudo invierno cruel.
Árbol somos y de paso estamos
por esta tierra tan fértil y próspera,
agobiados de la rutina o de la soledad.
Somos árbol y nos lastimamos
como quien poda con hacha finas ramas,
poco a poco morimos aunque el tiempo es largo
el tiempo es mío decimos y enmudecemos.
los girasoles
que ayer me obsequiabas
creyendo que yo allí estaba
del otro lado mirando…..
Lo que tus ojos veían
tu alma poco presumía
al no sentirme tuya
morir me dejaste un día…..
Quizás me encarceles
en sueños a escondidas
donde me imaginas
llorando por la traición,
por haberme amado tanto sin razón
o tal vez me veas en dulce compañía
sonriendo con mis chiquitos
llamándome mamá.
Hoy estás tan lejos
que ni cerca me quieres
pero lo que representas
está tan próximo
que tu sombra roza
mi frente húmeda
y helada.
Esperas impaciente……..pero el tiempo transcurre, ya son treinta años y no puedes olvidarme…….y yo aparezco, un poco más anciana pero con estos ojos cristalinos que tanto amabas ……Así, con algunos fragmentos menos, con algunas arrugas más, pero frente a ti para amarnos, contemplándonos con placer, rozándonos los rostros haciendo que las caricias sean con la mirada y con las manos, que de la boca salgan palabras que nos mimen el alma y no expresiones vanas, que los brazos nos sirvan para envolvernos uno en el otro y no para desgarrarnos las ropas, que el recuerdo nos una en ese presente que presientes tan cerca pero que está tan lejos porque caes en la cuenta de que sigo viva pero no estoy a tu lado y que solo te acompaña la soledad de estar solo. ¡No te los lleves!
pedí postrada
cuando mirándome a los ojos
elegiste huir……..
Me quitaste aquello
irremplazable y único
Te los cargaste detrás
como una sombra
sin vaticinar
que adquirías una cruz
demasiada pesada……
Así te los llevaste
sin decirme nada,
te fuiste……
y quedé con ese vacío
en el alma
y en el baúl que cerré
para no volver a abrir
y sentirme despojada…..
te llevaste los recuerdos del abuelo
dejándome sin fotos ni cartas ni documentos
ni pasado para entender mi vida,
mi existencia, mi ser.....
duele admitirlo
porque siempre lo negué
cuando decían….
Se que jamás miraste
todo lo que hacía
ni imaginaste
que tu ausencia yo lloraba…..
Que en noches estrelladas
al cielo le rogaba
que mis besos
te llevara….
Nunca te diste cuenta
que me preocupaba
derribar lo que no podía,
esa coraza que te rodeaba…
Te enorgullecía saber quién era yo
sólo que al no decirlo
olvidaste que para mí
las palabras valen más
que cien mil gestos sin sentir….
Yo sé que nunca te importé
duele admitirlo
porque siempre lo negué
cuando decían….
En vano yo pensaba
que en estas vacuas líneas había
un poco del amor que mi alma
devolvía con lágrimas de sal
y sangre fría.
que tu hijo tenía frío en los pies,
saco de lana del tiempo aquel
que destejes y vuelves a tejer,
porque se viene el invierno cruel….
Habilidosas manos las de Mariel
siendo maestra su abuela aprendió a ser mujer,
hoy en su rancho de chapas quiere llegar a tener
la casa de adobes tan fuerte
como la que su abuelo hizo ayer.
Miras, la cortina de sábana al correr,
la llegada del escribano que no pudo ejercer,
hoy es cartonero deseando otro ser
frente a una sociedad tan cruel
que los condena a vivir sin comer….
Ay Mariel! Si supieras que eres el ejemplo fielde quien lucha en esta tierra por poseer
una esperanza chiquita como la del pasado aquel
en donde creciste humilde y bien
hoy tus hijos lloran al no saber
qué será de sus vidas en el futuro sin miel.
romper con esos muros
que delimitan el espacio y el alcance
animarse a ir más allá
asomarse a la vida
tratando de comprender quienes somos
sabiendo quienes fueron….
Ser quienes deseamos SER
sin olvidar lo vivido,
porque aquello también nos constituye
nos forma, nos marca...
a vos te lo digo, que todavía no te animás
¡rompé esos eslabones que te tienen presa!
y salí a descubrir el bosque misterioso que te rodea,
que no ves por estar entre esos cuatro bloques de la caja….
no es fácil, me dirás, lo sé bien
pero aquí me ves, arriesgándolo todo
por lo que quiero y deseo; por lo que soy y sueño….
este pensamiento no es el ejemplo
pero te puede servir de motor
porque sólo vos sos quien maneja
quien decide hacia dónde ir
te doy la llave,
aunque todo reside en SER quien realmente sos....
todo depende de tí......
Bellos antiguos objetos susurran quien fue quien los hizo
y aquel que los amó….
Cosas viejas del olvido
que en mi presente decoran
el espacio, la vida, el alma
y dicen con sus voz
que no se pierde quien es valorado
ni se abandona lo que alguna vez sirvió...
Cacharros del pasado que están siendo
por ser hoy son
lo que siempre fueron
y alguna vez se tiró….
Bellos antiguos objetos
perennes pese al tiempo
les entrego mi sentimiento
porque conservo el sentido
de su creación......
para escribir recuerdos,
aguardando a que salga desde los rústicos adobes
esa voz que nunca calla
que siempre dice,
aun en el silencio.………..
Pero …¡salí de ahí!,
sé que estás sepultado entre esas ruinas
ví la latita de té con tus ahorros
ví tu pilcha colgada en la percha esperando
y tu cama destrozada sin hacer….
Oí el susurro penetrar por tus cacharros
contando de una vida triste y solitaria
en un pueblo pampeano
donde el sol sale y se oculta
y los días pasan sin resistir…..
Hoy te ofrezco mis manos,
para que puedas decir
“qué es vivir olvidado
y que es olvidar sin reír….”
el presente necesita de ti
tus sabios consejos y tu firme convicción
de que nada se hace de golpe……
y que estamos de tránsito por aquí……
Las manos eran mías, eran mías tus manos
como tus pies me pertenecían
yo lo sabía en aquel coqueteo
al mirarte a los ojos,
sentir tu respirar
que me moría,
tus labios moverse,
y sonreías…
Sentía
que algo nos sucedía
pero mi alma no comprendía
si mi vida era tan tranquila
por qué perderse así en un día….
Me fui dando cuenta
que el pensar no servía
y me vi abrumado
y con tu mano presa……
Me aferré a ella
como siguiendo el curso
del río……….
un abismo veían mis ojos
quedarme tieso quería
y te lo dije
pero el aire, el sol, el agua, el viento
me empujaron a vivir sintiendo
que esto es vivir queriendo……
Tu voz tu energía
y eso que te hace tan mía
son las cuestiones
que me sorprenden,
que me marean
y hacen que te quiera
sin medida…
por eso ahora estoy
a la espera de un nuevo encuentro,
para decirte todo esto
y aquello que sólo tú y yo sabremos….
Tengo el alma lleno de ausencias,
de huellas imborrables
y de heridas abiertas.
Dónde pongo las ganas
de llorar diciéndote
que todo fue mentira
que es cruel la verdad.
El silencio se clava hondo
y la boca parece cosida,
se escabulle por las fisuras
siendo sabia sin saliva.
Así son las huellas de ausencias
viven con nosotros sin decir palabras
pero al descubrirlas, hablan
y enmudecemos sin calma.
campos tan inmensos que alcanzaría para todos
los que tienen hambre
Luego de dos días, en medio de la noche se despertó agitado porque soñaba con estar atravesando la Patagonia, se sintió aliviado al notar que sólo era un sueño pero a la vez excitado. Después de esto no quiso pensar más y siguió viviendo el día a día. Cuando quiso conseguir un nuevo trabajo le solicitaron una fotocopia del DNI, documento que él mismo decía que no le servía para nada y por eso estaba guardado en el fondo del baúl. Al realizar la inscripción la señorita que lo atendió leyó en voz alta su nombre completo “Antonio Patagonia Suarez” al oír su nombre el señor se quedó silente pensando en esa nueva coincidencia sin sospechar que detrás de todo eso estaba el destino enviándole señales.
El tiempo transcurrió y en el barrio se hizo una fiesta, iban a traer unos aparatos que mostrarían imágenes de distintos lugares de la Argentina. Y allí fue cuando el niño que se sentó a su lado al ver imágenes de la Patagonia le dijo impetuosamente “mirá mirá qué linda que es” y ya no tuvo más dudas. Mudo, sin palabras que decirle aquel niño inquieto, su pensamiento ya incluía la posibilidad de poder viajar hacia el sur.….ese sur lejano y abstracto hasta entonces, pero que empezaba a cobrar forma, espacio y hasta un nombre.
Juntó unos pesos y tomó el tren….era largo el viaje pero podría ver el inmenso mundo tan diferente al que sus ojos estaban acostumbrados hasta ese día. El tren se fue acercando lentamente hasta la última estación…..llegó a la punta de riel. “Fin del viaje” se dijo aquel señor, y se quedó buscando trabajo y un hogar donde vivir. Dicho señor era mi abuelo y en esa tierra fue muy feliz porque encontró el amor y proliferó dando a la vida seis hijos. Del primero provengo yo, quien se llamaba José. Mi papá siendo mayor se fue a la capital de la república, a Buenos Aires, porque su destino estaba allá….donde diez años más tarde nací yo.
Hoy regreso al mundo de mi abuelo porque yo también tuve señales, porque está impregnado en mi nombre “José Patagonia”, porque después de investigar de saber sobre esta historia a través de relatos orales, comprendí que el sur era mi espacio, mi paraíso y que mi lugar se llamaba Puerto Deseado. Aquí estoy desde hace no más de tres años…..Mi abuelo me dejó la enseñanza, “ver las señales de aquello que titila para ir en su búsqueda….el sur me llamaba y soy feliz”.
“José Patagonia”
